sábado, 21 de octubre de 2017

La llegada.

Girarme y ponerme del revés para sonsacarme qué se cuece ahí dentro es una acción que se me resiste últimamente. Y admito que no estoy al control de lo que se (me) escapa imprudente.

Además, las horas no juegan al favor de nuestros besos, y no resisto que ni uno más vuele sin rumbo. Tan solo pido que los des aquí, tan cerca de mi boca que al girarme te encuentre a ti y a mi norte perdido. Tal vez así consiga enderezar lo que se desequilibró a tu llegada.